- Empieza preparando la masa. En un bol coloca la harina y un poco de sal. Corta la mantequilla muy fría en dados y añádela a la harina. Con las yemas de los dedos ve apretando la mantequilla con la harina, para desmenuzarla. Tiene que quedar una textura arenosa con grumos. Es mejor que haya trozos de mantequilla, que que la masa se caliente mucho.
- Añade la yema de huevo y el agua y amasa con la mano. Cuando puedas hacer una bola, aprieta bien la masa y envuélvela en papel film. No hace falta que quede 100% homogénea, es normal si hay partes más homogéneas que otras. Guarda en la nevera durante al menos una hora.
- Prepara ahora el sofrito. Si utilizas verduras, carne o gambas, cocínalas antes. En esta versión retira los tallos del kale y pícalos muy pequeñitos. Corta el puerro en juliana fina y sofríe en una sartén a fuego medio/alto. Añade los tallos. Corta las hojas de kale y añádelas también a la sartén. Salpimenta y retira del fuego.
- Precalienta el horno a 180ºC. Saca la masa de la nevera y extiéndela sobre un papel sulfurizado enharinando un poco la superficie y el rodillo. Haz una plancha de medio centímetro de grosor y colócala sobre un molde previamente untado con mantequilla. Recorta los bordes que sobre salen, pincha la base con un tenedor por toda la superficie y cubre con un círculo de papel de horno y garbanzos secos encima. Hornea durante 30 minutos.
- Haz el relleno: mezcla los huevos, la nata, sal y pimienta, añade el sofrito e incorpora el queso rallado. Mezcla bien y rellena la masa. Hornea otros 25 mintutos más y deja enfriar fuera del horno antes de desmoldarla.
