Comer es comer. Pero resulta que, si prestas un poco de atención y lo haces despacio, también es la manera más natural de relacionarnos con nosotrxs mismxs, con nuestro entorno, con la raíz. Es cultura, política, historia. Una historia propia y profunda, un patrimonio.
Comer es una mesa y las sillas ocupadas a su alrededor. Un regalo. La sobremesa. Bares llenos de gente y servilletas en el suelo. Es querer cuidar al otro. Las manos en la tierra y la posibilidad de hacer las cosas mejor.
Y una canción.
Comer empieza bajo el suelo. En silencio. Donde ocurren cosas mágicas y se ordenan las energías que siempre han estado unidas de forma correcta. Entender, reaprender y agradecer. Cuanto más lo hagamos, más cerca estaremos de esa naturaleza primaria. Por eso, conocer el origen de lo que comemos, su sentido en el ecosistema global, es el primer paso hacia una alimentación consciente. La vida crece hacia arriba y hacia abajo. Cada cosa a su tiempo.
Sin embargo, casi siempre, el primer contacto que tenemos con la comida es a la hora de la compra. Lo que cabe en el carrito, vale más que un voto. Y es que las elecciones que realizamos cuando compramos alimentos, tienen mucho poder. Comer nos da, de repente cuando empezamos a querer entender, la opción de elegir las consecuencias que tiene lo que ponemos sobre el plato. Para quienes habitamos la ciudad, todavía es posible encontrar la manera de acercar la tierra a nuestras cocinas. Normalmente donde suenan los buenos días y hay muchos colores.
¿Y si tuviéramos que llevar nuestra comida desde dónde crece a nuestra casa en bicicleta?
Y en la mesa… en la mesa se junta todo lo anterior y se convierte en costumbre, tradición. En un momento propio, especial y único cada vez que se extiende el mantel. Todo habla un mismo lenguaje y, sin quererlo, lo comprendemos. Sobre ella pasan cosas, se desentierran historias, se cierran negocios y se crean planes. Cocinar es el acto de amor más sincero: te cuido, me cuido, quiero que disfrutes y te nutras. Es donde acaba todo, pero también donde puede volver a empezar.
Educación trasparente en alimentación, gastronomía y cocina
Saber para elegir siendo conscientes del lugar que ocupamos en el ecosistema. ¡Lo que comemos afecta a todo.
Documentación, conservación y mantenimiento del patrimonio gastronómico local y rural
En una sociedad donde la gastronomía y el patrimonio gastronómico están cada vez más difusos, este proyecto es portavoz.
Una alimentación saludable para el cuerpo y la mente
Como cuidado para una misma, sin culpa, remordimiento. Este proyecto está en contra de la cultura de la dieta o cualquier otra idea que fomente una relación tóxica con el cuerpo y la comida.
Fomentar la soberanía alimentaria
El consumo local y de proyectos llevados por personas con nombre y apellido accesible para todas las personas.
Feminista
Una mirada feminista de la cocina y la gastronomía es necesaria. Las mujeres han sido portadoras y a la vez esclavas del fogón. Su papel y trabajo debe de ser valorado, tanto en la cocina doméstica como la profesional. Este proyecto apuesta por aplicar una perspectiva feminista en cada proyecto y acción.
Diverso y seguro
La diversidad sabe mejor. Diversidad en opiniones e ideas, biodiversidad en especies y productos. Diversidad de personas. Todas las minorías pueden estar seguras en este espacio.
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por Claudia Polo
Educación trasparente en alimentación, gastronomía y cocina
Saber para elegir siendo conscientes del lugar que ocupamos en el ecosistema. ¡Lo que comemos afecta a todo.
Documentación, conservación y mantenimiento del patrimonio gastronómico local y rural
En una sociedad donde la gastronomía y el patrimonio gastronómico están cada vez más difusos, este proyecto es portavoz.
Una alimentación saludable para el cuerpo y la mente
Como cuidado para una misma, sin culpa, remordimiento. Este proyecto está en contra de la cultura de la dieta o cualquier otra idea que fomente una relación tóxica con el cuerpo y la comida.
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Una mirada feminista de la cocina y la gastronomía es necesaria. Las mujeres han sido portadoras y a la vez esclavas del fogón. Su papel y trabajo debe de ser valorado, tanto en la cocina doméstica como la profesional. Este proyecto apuesta por aplicar una perspectiva feminista en cada proyecto y acción.
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